GLASSIC TEMPLADO

Glassic produce vidrio templado a medida para una gran cantidad de aplicaciones y usos, especialmente para obras de arquitectura, pero también para otras industrias como la del mueble, electrodomésticos línea blanca, iluminación, maquinaria, etc.

Vidrio de Seguridad

El vidrio templado es un vidrio normal sometido a un proceso térmico que le confiere mayor resistencia y lo convierte en un Vidrio de Seguridad al reducir el riesgo de lesiones en circunstancias accidentales, ya que en caso de rotura, se fragmenta en pequeños trozos menos cortantes.

Cuando un vidrio templado se rompe, se desmenuza en pequeños trozos granulares en lugar de astillarse en fragmentos dentados. Los trozos granulares tienen menos probabilidades de causar lesiones.

Esta es la razón por la que se emplea en áreas de riesgo sujetas a la posibilidad de impacto humano.

Estas situaciones están definidas en las normas argentinas IRAM 12559 y 12596, así como en otras similares de otros paises como las normas B.S., DIN, ANSI, ABNT, entre otras, a las cuales se ajustan los templados Glassic.

Las propiedades de un vidrio térmicamente templado se basan fundamentalmente en su mayor capacidad para resistir esfuerzos de tracción que un vidrio normal nunca podría soportar.

Ventajas del Vidrio templado

Un vidrio Templado en relación al vidrio sin procesar (“crudo”) presenta las siguientes ventajas:

  • Posee una resistencia mecánica al impacto de 4 a 5 veces mayor.
  •  Mayor capacidad para resistir esfuerzos de tracción y flexión.
  • Soporta cambios bruscos de temperatura de hasta 300º centígrados.
  • Es estructuralmente autoportante por lo que no requiere estructura, permitiendo su anclaje mediante herrajes.
  • En caso de rotura se fragmenta en pequeños trozos menos cortantes,

Fabricación

El vidrio normal se templa aplicando uniformemente una temperatura superior a los 650ºC en un horno eléctrico durante un cierto tiempo que depende del espesor del vidrio.

Luego se lo enfría bruscamente por medio de insuflación de aire frío en ambas caras mediante ventiladores centrífugos.

Como resultado de este tratamiento la superficie del cristal se enfría más velozmente que su masa interior, estableciéndose dos zonas: una superficial de compresión y una interior de tracción.

El equilibrio de estas tensiones es la que le confiere al vidrio sus excelentes propiedades de resistencia a la tracción (mecánica o térmica), sin perder sus propiedades, color y transparencia.